La acumulación de biomasa en los montes y la falta de gestión forestal son las
principales causas de los grandes incendios forestales
Una Estrategia Nacional de Gestión Forestal Sostenible implementaría
medidas antiincendios, movilizaría la biomasa acumulada en los montes e
incrementaría los sumideros naturales de CO2
La nueva Directiva Europea de Renovables debe permitir el aprovechamiento
de la biomasa forestal en España para impedir su acumulación en los montes
Madrid, 21 de julio de 2022.- La Plataforma Española de la Biomasa -BIOPLAT- foro de
colaboración público-privada constituido en 2007 y conformado por más de 240
entidades (empresas, organismos públicos de investigación, universidades y centros
I+D+i) del sector español de la bioeconomía, lamenta profundamente las gravísimas
consecuencias de los incendios forestales que están teniendo lugar en diversas
regiones de España. Solo en lo que llevamos de año han ardido ya más de 193.000
hectáreas, posicionando a 2022 como el año con más incendios de la historia de
España.
Abandono rural y acumulación de biomasa
La despoblación progresiva del medio rural ha conllevado el abandono de los usos
tradicionales del monte (leña, pastoreo, etc.). España es un país muy forestal, con más
de 27,5 millones de hectáreas de monte y un ritmo de crecimiento del 2,19%, muy
superior a la media europea (0,51%). Sin embargo, la biomasa que se extrae de los
mismos es, de media, un 40% menor en España que en Europa. ¿Y esto por qué ocurre?
Porque en España no se gestionan los montes. Los montes gestionados son minoría.
Existe una convicción tremendamente arraigada y generalizada, que resulta
especialmente peligrosa para la supervivencia de las masas forestales españolas, al
considerar que no intervenir en los montes es sinónimo de protegerlos. Un monte es
un ecosistema vivo y delicado que necesita cuidados y mantenimiento por lo que
deben planificarse operaciones selvícolas con objeto de cumplir con sus objetivos,
incrementar su capacidad de respuesta a plagas o enfermedades, permitir el acceso y
la circulación, e implementar medidas específicas contraincendios (cortafuegos, etc.).
Por el contrario, la ausencia de gestión forestal sostenible permite la acumulación de
biomasa y, como resultado, los montes se convierten en verdaderas bombas de
combustible. Si a esto se suma el calor extremo y la ausencia de lluvias, el resultado son
incendios de sexta generación absolutamente incontrolables, fundamentalmente por
la incapacidad de penetrar en los montes para apagarlos dada la acumulación de
biomasa presente en los mismos. Por lo que solo se puede esperar a que se extingan
una vez se ha calcinado la totalidad de la masa forestal, ocasionando pérdidas de vidas
y de ecosistemas enteros, además de bienes materiales.
Biomasa y bioeconomía. Estrategia Nacional de Gestión Forestal Sostenible
La bioeconomía, entendida como modelos de negocio sostenibles que aprovechan el
carbono orgánico presente en los residuos o subproductos que se generan en los
campos, montes o industrias con objeto de valorizarlos para generar bioenergía,
biocombustibles o bioproductos, es una realidad en España. Este carbono orgánico
puede sustituir al carbono fósil presente en los hidrocarburos (gasoil, gasolina,
queroseno, gas natural) y en la energía eléctrica y térmica; y también puede sustituirlo
en todos los productos derivados del petróleo (materiales, químicos, cosméticos, etc.).
La bioeconomía es un vector generador de inversión sostenible además de un factor
esencial para dinamizar socioeconómicamente y vertebrar los territorios. La
Vicepresidenta Tercera del Gobierno y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto
Demográfico, Teresa Ribera, afirmó que “la bioeconomía es un claro elemento de
cohesión territorial” en la celebración del Día Internacional de los Bosques de 2022.
La biomasa forestal obtenida como resultado de las operaciones selvícolas que tienen
lugar al gestionar los montes puede utilizarse en el ámbito de la bioeconomía para
generar bioenergía, biocombustibles y bioproductos. Es decir, una gestión forestal
sostenible no solo evita los grandes incendios forestales y sus terribles consecuencias,
sino que proporciona materia prima local y sostenible que permite sustituir
combustibles, energía y productos de base fósil, contaminantes e importados, por
otros biobasados.
Contar con una Estrategia Nacional de Gestión Forestal Sostenible que coordine a las
administraciones públicas a todos los niveles y que promueva el mantenimiento de los
montes españoles sanos, limpios y ordenados favorecería:
implementar medidas antiincendios preventivas de grandes incendios forestales;
movilizar la biomasa forestal sobrante que se utilizaría como materia prima para el
sector de la bioeconomía, contribuyendo de esta forma a la transición ecológica y
al reto demográfico;
mantener e incrementar los montes como sumideros naturales de carbono
contribuyendo al ambicioso objetivo establecido para la UE (310 millones de
toneladas CO2 equivalente en 2030)
Biomasa forestal en la Directiva Europea de Renovables (RED III)
Hace un año la Comisión Europea publicó el paquete Fit for 55 (objetivo 55) elevando
su ambición climática y comprometiéndose a reducir las emisiones en -al menos- un
55% de aquí a 2030, como paso intermedio hacia la neutralidad climática en 2050. Para
avanzar hacia dicho objetivo, se acordó la revisión de la legislación europea en materia
de clima, energía y transporte (alrededor de 13 reglamentaciones) con el fin de
adaptarla a los objetivos para 2030 y 2050. Entre ellas se encuentra la Directiva Europea
de Energías Renovables, que espera ser aprobada a principios de 2023.
Esta Directiva, más ambiciosa en sus directrices y objetivos, implica incrementar
también la exigencia de los requerimientos de sostenibilidad para la biomasa forestal.
Desde el Comité de Medioambiente del Parlamento Europeo - ENVI (con
competencias sobre la sostenibilidad de la biomasa) se distingue entre biomasa
forestal primaria y biomasa forestal secundaria, y se pretende que únicamente la
segunda sea susceptible de ser contabilizada como renovable y apoyada mediante
políticas y retribuciones. La biomasa forestal secundaria, que según se ha definido por
parte de ENVI se limita a la biomasa residual de la industria forestal, en España ya es
aprovechada por las propias industrias forestales como combustible para sus propios
procesos térmicos. Por lo que, en la práctica, no podría valorizarse con fines energéticos
ningún tipo de biomasa forestal, ni siquiera la biomasa forestal residual que proviene
de la limpieza de los montes y las operaciones selvícolas asociadas a una gestión
sostenible de las masas forestales.
El sector español de la biomasa es completamente distinto al europeo, pues aquí la
valorización de biomasa se adecúa a la disponibilidad del recurso en cada territorio, es
decir, el aprovisionamiento de las centrales es de proximidad, a diferencia del norte de
Europa, donde se importa biomasa forestal para ser valorizada en centrales de gran
tamaño. En nuestro país resulta imperiosamente necesario extraer biomasa de los
montes para impedir su acumulación, pues -sin ninguna duda- favorece que tengan
lugar grandes incendios forestales tremendamente destructivos. España tiene
potestad para intervenir en la elaboración de esta Directiva al igual que el resto de
Estados miembro, por lo que esperamos que se tengan en cuenta estas
particularidades nacionales para garantizar que la Directiva Europea de Renovables
que se publique en 2023 (RED III) permita aprovechar la biomasa resultante de la
gestión sostenible de los montes.
Lo contrario sería contraproducente para la lucha contra los incendios forestales, pues
impedir que la biomasa acumulada se valorice cierra la puerta a su aprovechamiento.
Continuaría acumulándose en los montes, representando un riesgo inasumible para el
conjunto de la sociedad al amenazar la riqueza y supervivencia de nuestro valioso
capital natural.